Carrusel Interior img01 Carrusel Interior img02 Carrusel Interior img03 Carrusel Interior img04 Carrusel Interior img05 Carrusel Interior img06 Carrusel Interior img07 Carrusel Interior img08 Carrusel Interior img09

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción

La Iglesia de Errenteria, tal y como hoy la conocemos, es un edificio del siglo XVI, momento en que se llevó a cabo la reconstrucción y ampliación del primitivo recinto parroquial de la Villa, del que prácticamente nada sabemos. Con el pasar del tiempo, la arquitectura del templo ha sufrido alguna modificación, aunque es su ornamentación escultórica y figurativa la que más gustos de estilos posteriores acumula.

Los apoyos adosados a los ábsides, casi todos los soportes que circundan el perímetro de la Iglesia, así como las dos primeras columnas a partir del presbiterio, son de estilo gótico: presentan un cuerpo central circular al que se adosan las columnillas correspondientes a los nervios de las antiguas crucerías y en ellas los capiteles van indicados por una imposta formada por tres filetes y dos cavetos.

Nos encontramos ante un edificio de planta basilical con tres naves de igual altura y casi idéntica anchura que buscan la unificación del espacio. La igualdad de altura de las naves hace innecesario el uso de arbotantes góticos por lo que se recurre a la utilización de robustos contrafuertes entre los cuales se abren una serie de capillas con pequeños vanos de medio punto, muchos de los cuales han sido cegados al instalarse los altares.

En cuanto a los elementos sustentantes del edificio, vemos cómo aún respetando el primer par de apoyos góticos, se introdujeron después columnas clásicas, formadas por sencillos y lisos fustes monocilíndricos, con basas áticas y capiteles dórico-toscanos. A los pies de la nave de la epístola, se funden tres columnas en una, para soportar el peso de la torre. Estos impresionantes soportes constituyen un rasgo tan característico del estilo que precisamente por ello estas Iglesias reciben también el nombre de "columnarias".

Nervios curvos o combados unen todas las claves de la bóveda, creando esquemas florales. En alguna de ellas, estos nervios son rectos y trazan la silueta de un octógono. Con el empleo de estas bóvedas estrelladas, propias del gótico, que se apoyan sobre unos soportes de gusto renacentista, el estilo "gótico-vasco" logró "la combinación de las dos conquistas más bellas de la arquitectura de todos los tiempos: la columna clásica, tan aérea y armoniosa y la bóveda de crucería, que levanta y adorna los espacios".

Ya en el siglo XVII, concretamente en 1625, se erigió la portada principal de la Iglesia, abierta en el muro norte a la altura del tramo anterior a los pies. Un gran arco casetonado se abre en el muro de la Iglesia, rematado por un alero y enmarcado por pilastras que apenas se insinúan. Este trazado de un arco como cobijo de portadas, utilizado ya en el siglo XVI por Juan de Álava en San Esteban de Salamanca, fue un recurso muy empleado en muchos accesos a templos renacentistas de nuestra geografía.

El remate de la torre, cuyo primer cuerpo hasta la altura de la nave es sin duda el primitivo, fue renovado en 1825 por Juan Bautista de Huici. Esta torre tuvo una existencia muy efímera ya que fue sustituida en 1897 por el remate neogótico que ostenta hoy la Iglesia. Las vidrieras fueron encargadas a la casa ZETTLER de Munich que, además de ajustarse a los temas impuestos, debían realizarlas sobre fondos esmerilados e incoloros que permitiesen un mayor paso de la luz.

Los ventanales estaban abiertos, ajustados a un tipo único gótico, cuando estalló la Gran Guerra. Los vitrales, que ya habían salido de Munich vía Amsterdam, no llegaron al puerto de Pasaia. Hubo que cerrar los vanos con maderas, y así permanecieron durante cuatro largos años. Al concluir la contienda, el párroco pudo por fin localizarlos en el puerto de Amsterdam: las cajas estaban intactas y ni un solo vidrio se había roto.

La parroquia de Errenteria es, como la llamó Lecuona, un Museo de Arte que guarda en su interior obras escultóricas dignas de admiración, como puede ser el retablo de las Ánimas (parte de un tríptico flamenco de los siglos XV-XVI).

 

modulo esp jpg