Una hermosa etapa junto al océano Atlántico. Un primer tramo a orillas del mar hasta Cabo Bioznar, al ritmo de lan olas que rompen en los acantilados… Un ascenso progresivo, momentáneamente de espaldas al mar, hacia la miranda del monte Jaizkibel. Después, un hermoso ascenso con el pie derecho mirando al océano y el izquierdo hacia lan montañas vascas del interior, todo ello antes de una bajada extraordinaria por la bahía de Pasaia.
Empezando en la Plaza de Santiago de Pasai Donibane y dirigiéndose hacia la bocana de la bahía se llega a una pequeña cala denominada Alabortza, de la cual parte una pista de hormigón que llega hasta la Atalaya, antaño, lugar de avistamiento de cetáceos. A partir de aquí se despliega un paisaje multicolor formado por la piedra arenisca, el verde de la montaña y el azul y blanco del mar. La sorpresa de descubrir líneas sinuosas, formas caprichosas, que la erosión ha creado a lo largo del tiempo en Jaizkibel y sin despegarse un ápice de la contemplación del mar Cantábrico, es uno de los atractivos de esta ruta.
Y no sólo eso. Además de la ruta integral desde Pasaia hasta Hondarribia, realizable en unas nueve horas, existe la posibilidad de desviarse por cualquiera de sus tres variantes en las zonas de Mitxitxola, Azabaratza y Gaztarrotz, que atraviesan de manera perpendicular, por caminos muy poco concurridos, el corazón del Jaizkibel pasaitarra, tradicionalmente lugar de caseríos y pastoreo.
Jaizkibel está considerado como Lugar de Importancia Comunitaria por ser un importante accidente geográfico, por sus dimensiones, altitud (547 m), incidencia en el paisaje, además de poseer un gran interés botánico que alberga numerosos microhábitats en los que se refugian especies extremadamente raras.
Una etapa corta pero profusa en paisajes…Enormes paredes verticales que dominan el paisaje pasaitarra, desde el Faro de la Plata hasta su bucólica y arbolada miranda sobre el mar… Un trayecto plagado de emociones: desde la bahía de Pasaia hasta los acantilados de Ulia, para después experimentar el descubrimiento mágico de la bahía de Donostia.
Esta excepcional ruta ofrece al caminante insospechados y bellísimos paisajes que, con la conjugación de tres elementos, el mar, el cielo y la tierra, ofrece resultados sorprendentes. Es, sin duda, una de las orillas marítimas más atractivas de Gipuzkoa.
Esta travesía es montañera, para excursionistas o senderistas habituados a caminar por caminos de todo tipo, que exige un equipamiento deportivo correcto, tanto en materia de ropa como de calzado.
Saliendo desde el municipio de Errenteria, nos dirigiremos hacia Lezo y, desde la rotonda de Altamira, nos desviaremos al distrito de Pasai Donibane (San Juan) de Pasaia. Desde aquí, pasaremos en motora al distrito de Pasai San Pedro. Desde allí comenzaremos nuestra ruta.
Desde el embarcadero de San Pedro, partiremos hacia la bocana del puerto, hasta llegar hasta el Faro de Senokozuloa y, subiendo unas escaleras, llegaremos a un área de descanso, mirador de Pasaia. Desde esta área de descanso, nos dirigiremos al Faro de La Plata, mirador incomparable sobre la bocana del puerto y el litoral del Monte Jaizkibel, con el océano como telón de fondo.
Desde la explanada del Faro de La Plata descenderemos por la ladera del Monte Ulia, el que resulta ser el tramo más tradicional, pudiendo observar las peculiares oquedades clásicas de esta zona, conocidas popularmente como gruyére.
Siguiendo nuestro camino, atravesaremos, en un breve espacio, dos acueductos que, desde el año 1842, conducían el agua a la capital. Llegaremos a un singular túnel, de unos 200 m. aproximadamente que sirve para salvar bajo tierra una zona de maleza. De ahí continuaremos el sendero, pasaremos cerca de la Ikastola Herri Ametsa, hasta llegar al desaparecido bosque encantado de Errotaxarreta, hoy ladera, siguiendo a media ladera por el camino tradicional. El trayecto continuará en un ambiente orinoco-amazónico, que sorprende por su proximidad con la urbe.
Llegaremos a un excelente balcón del litoral y de las verticales paredes de Baja Aundi, hasta el valle colgado de Altu. De allí, nos acercaremos a la Casa del Emisario, y bajaremos al fondo del barranco Txoritxuluak. Desde aquí, seguiremos por un ancho camino, tomando, primero, el camino a la izquierda, y yendo después de frente. En este punto es interesante acercarse a la Cueva de la Peña de Ataloi, único mirador para contemplar los escarpados de Ataloiko blaya, donde revolotean numerosas aves. Descenderemos hasta el lavadero de la Kutralla y, tras éste, caminaremos entre exuberante vegetación, donde destacan los abedules. Siempre seguiremos el camino paralelo al litoral.
Tras atravesar un laberinto de caminos en un terreno frondoso donde crece una fauna diversa, pasearemos entre las Ruinas del Monpás que en el siglo XVI fue parte de un conjunto civil de la Diputación, aunque más tarde tuvo diferentes usos militares (como se puede apreciar en los restos de túneles, casamatas y baterías). De aquí bajaremos por una senda hasta llegar a la Iglesia del Corazón de María.