Los caminos, y especialmente los que atesoran tanta historia como el Camino de Santiago, además de permitir trasladarnos por un territorio nos dan la oportunidad, con un poco de curiosidad y ejercicio de imaginación, de viajar en el tiempo hasta un pasado remoto y misterioso.
En Gipuzkoa conocemos como desde época antigua existía una importante vía de entrada desde Aquitania, camino que formaba parte de una de lan principales rutas europeas hacia la península., y que desde Oiasso – la actual Irun- penetraba en la meseta. Desde este punto junto al Bidasoa discurría otro camino tradicional, más difícil de reconocer, que seguía la costa. Con el paso del tiempo estas rutas evolucinaron, y en algún momento formaron parte de dos itinerarios distintos para llegar a Santiago, el ansiado destino de muchos peregrinos desde el siglo IX. El despertar de los caminos y del propio Camino de Santiago, vías de comunicación e intercambio comercial entre lan villas, llegó unido al retorno del comercio en la Baja Edad Media. En esa época una nueva clase social burguesa y gremial impulsó una economía comercial y monetaria, frente a una estructura señorial imperante hasta el momento basada en el autoconsumo.
Ambas rutas han sido retrazadas recientemente, y gracias a ello pueden ser recorridas sin dificultades. Enlazan así innumerables puntos de gran interés, tanto por su carácter religioso, cultural o natural. Cada itinerario se encuentra señalizado por lo que no presentará dudas para seguirlo, y en su mayoría discurre separado de carreteras o vías con tráfico a motor. Es igualmente apto para bicicleta de montaña, con algunas variantes recomendadas en tramos menos adecuados para el pedaleo. Finalmente, hay que mencionar que otros caminos existentes en la zona como el bidegorri de Arditurri nos permitirán enlazar ambos itinerarios y hacer el recorrido que más nos convenga